1. El duomo. La catedral de Milán (más conocida como Duomo) es una de las catedrales más espectaculares que he visto jamás. Es guay porque nada más salir del metro te la encuentras de cara e impresiona muchísimo. Son casi 12000 m2 de superficie y tiene espacio para unas 40000 personas, para que te hagas una idea de sus dimensiones. CONSEJO: no os quedéis solo con las vistas del exterior. Entrar y subid al tejado. Es simplemente espectacular. Se puede llegar a la terraza a pie (que es gratuito a parte de los 2€ que hay que pagar para entrar a la basílica) o subir en ascensor (con un suplemento de 13€). Pero os prometo que vale muchísimo la pena.
2. Pasear por el barrio de Navigli. A unos 25 minutos a pie caminando desde el Duomo, se encuentra el barrio de Navigli, la "venecia" milanesa. Es un barrio formado por canales, bares y tiendas muy cool mires donde mires. Es también una buena opción para los que queráis salir por la noche.
Aunque es un barrio del siglo XII diseñado por Leonardo da Vinci, hace poco que se ha puesto de moda y vale la pena explorarlo.
3. Tomar un Spritz en el barrio de Brera. Otro de los barrios que no os podéis perder en Milán. Se considera el barrio bohemio de la ciudad y a nosotras nos encantó. Tiene un ambiente juvenil y universitario que da pie a pasear por la zona. Otra zona con buen ambiente, tiendas de segunda mano con mucho rollo, restaurantes bonitos... nosotras estuvimos tomando algo (osea, Spritz) en el bar Cinc y nos enamoramos de la zona.