Como la gran mayoría de viajeros que llegan a Cuba, nuestra primera parada fue La Habana. Dudábamos entre hospedarnos en la Habana Vieja o en el Vedado, zona residencial a unos 10 minutos del centro en taxi. Después de valorar varias opciones y oír que la zona antigua pierde todo su encanto de noche, decidimos dormir en casa de Lissett y Roberto (calle 23 número 378 del Vedado) y fue un acierto total.
Lo mínimo que buscamos en todo momento fue habitaciones con baño privado y ventilador. Hay que tener en cuenta que la gran mayoría son casas muy humildes, con los servicios básicos. En este caso, la casa tenía un gran porche dónde salir a charlar o a leer, una habitación bastante grande con ventilador y TV y un baño pequeñito solo para nosotros. En nuestro caso, desayunamos todos los días en las casas para no perder tiempo y porque la relación calidad precio era aceptable. En todas te ofrecen un desayuno que consta de zumo natural (dependiendo de la casa es de guayaba, chirimoya o tamarindo), café con leche y tostadas con mantequilla y mermelada. El precio está unificado y en todos lados es 5CUC (1CUC=1€ aproximadamente).
Creo que en cuanto a casas, la de Lisett y Roberto fue la mejor en la que estuvimos en todo el viaje. Nos explicaron mil historias sobre la gente de Cuba, sobre sus tradiciones, sus políticos, sus trabajos, su gastronomía y su cultura. El último día del viaje volvimos a dormir en La Habana y, sin dudarlo, nos alojamos de vuelta aquí. La tarde antes de coger el avión, estuvimos como 3 horas hablando con Roberto en su terraza tomando algo. Nos despedimos de ellos como si fuesen nuestros tíos lejanos.
Precio aproximado: 70€hab/noche en booking