Aracena, el centro neurálgico de la zona
La capital de la comarca es, para mí, uno de
los pueblos más bonitos de Andalucía. Con todas sus calles blancas, su centro
histórico super cuidado, sus restaurantes y, sobre todo, sus Grutas. ¿Has oído
hablar de ellas?
Las Grutas de las Maravillas son las cuevas
más impresionantes que he visto (¡y he visto muchas!). Son más de 1200 metros
de recorrido por salas llenas de estalagmitas y estalactitas (aún vivas y en
crecimiento), lagos subterráneos turquesas y con alguna sorpresa como la Sala
de los Desnudos (que para entenderlo, mejor que la visites tu mismo).
Para dormir, nosotras nos alojamos en un
Airbnb en el centro, pero creo que por una vez recomiendo el Hotel de una
cadena y es que el Barceló Aracena ha sido restaurado hace poco, tiene una
piscina preciosa con unas vistas muy bonitas al pueblo y creo que da un plus de
calidad a la escapada.
Para comer, no creo que haya ningún sitio en
todo el pueblo donde no se coma bien, pero si tengo que quedarme con uno es
Casa Juan: típica taberna super auténtica, con unas raciones enormes a un
precio de risa y, de verdad, se te cae la baba. Comimos varios días y no
defraudó ni una tapa. Para los dulces, hay que darse una vuelta por la Confitería
Rufino: 100% tradicional (es de 1875) tiene todos los típicos de la zona (no
me gusta especialmente, pero es típico el piñonate).
También vale la pena subir al Castillo, una
fortificación musulmana del Siglo XIII con unas vistas preciosas de Aracena. Justo
al lado está la Iglesia de Nuestra Señora del Mayor Dolor y vale la pena dar
una vuelta aunque sea por fuera.