Día 3 - Colmar, Turckheim, Eguisheim (mi preferido de todos) y Mulhouse
Colmar es, claramente, una de las joyas de la corona, pero no porque sea el más bonito (desde mi punto de vista) sino porque es el más grande y al que se le puede dedicar más tiempo. La zona de La Petite Venise es la pintoresca y famosa zona con canales y la rue des merchands es la calle más fotogénica (totalmente comprensible porque los edificios son una pasada). No estoy poniendo recomendaciones de restaurantes en esta ruta porque, en general, comimos bastante mal durante el viaje. Los desayunos sí que eran geniales, pero después nos costaba mucho encontrar sitio para comer en los pueblos. Yo recomendaría reservar con antelación los restaurantes, llevar bocadillos o simplemente hacer comi-cena en las afueras como hicimos en varias ocasiones.
En el pueblo de Turckheim hicimos una paradita para homenajear el origen vinícola del pueblo y entrar en calor con el famoso vino caliente (se me olvidaba decir que quizá comer no, pero beber si que fue todo un placer). Aprovechamos para visitar las famosas casas de Adviento, que en Navidad tienen un espectáculo precioso.
Ese día seguimos con la visita de Eguisheim, que para mí es el más bonito de todos. Es como una aldea circular, toda de calles empedradas, fachadas de cuentos de hada y, si hay solo 1 hubiese sido el que realmente inspiró el cuento de la Bella y la Bestia, es claramente este. Puedes dedicarle fácil 2 horitas a este pueblo, a darle la vuelta entera y a hacer fotos en cada rincón.
Respecto al tema del aparcamiento, nosotros fuimos en navidad y había mucha menos afluencia de gente de la que dicen que hay en el puente de diciembre, así que no tuvimos grandes problemas para aparcar. Siempre conseguimos aparcar gratis a las entradas de los pueblos; solo en Colmar pagamos parking.
Por último, dedicamos la noche a recorrer Mulhouse donde teníamos el alojamiento. Su plaza central es preciosa y merece la pena descubrirla.